El 2 de octubre pasado, el síndico del tribunal de Curazao encargado del caso relacionado con el Banco del Orinoco N.V., una entidad vinculada al Grupo Financiero BOD, presentó una denuncia penal por quiebra fraudulenta. La acusación se extiende a accionistas, miembros del directorio y beneficiarios finales de la entidad, involucrando cargos por irregularidades financieras y falsificación de documentos.
Según el responsable del proceso, Michiel Gorsira, la denuncia fue presentada ante el Ministerio Público de Curazao y abarca tanto a los directivos del banco como a otros actores clave en la estructura del Grupo BOD.
Entre los nombres mencionados destacan Víctor Vargas Irausquin, empresario venezolano y propietario del Grupo BOD, Luis Alfonso de Borbón Martínez-Bordiú: yerno de Vargas y bisnieto de Francisco Franco y Alfonso XIII de España, Joel Santos Tobio y Santos Alonso Ramos: directores del Banco del Orinoco N.V.
Este grupo está acusado de mal manejo de activos por más de USD 1.500 millones, con lo que se agrava la situación financiera de la entidad. A pesar de que la investigación abarca años de operaciones, el último impulso legal pone de relieve la gravedad de la situación.
Problemas financieros y fraudes
Víctor Vargas ha estado relacionado con varias acusaciones de fraude financiero en el Caribe. En años anteriores, se le vinculó a otros casos en entidades como el BOI Bank en Antigua y Bancamérica en República Dominicana. Más recientemente, en Panamá, la Fiscalía contra la Delincuencia Organizada emitió una orden de arresto en 2021 debido a un presunto fraude relacionado con el AllBank, un banco que estaba bajo su control. El modus operandi del grupo, según informes, consistía en rotar dinero entre diversos bancos, para evadir los controles regulatorios en varios países.
En términos generales, el Grupo BOD implementó un esquema de fuga de capitales que impactó a múltiples instituciones financieras en países como Venezuela, Panamá, Curazao, Antigua y República Dominicana. Este esquema se cimentó en las operaciones cambiarias y en la manipulación de títulos valores como los bonos de deuda soberana y de Pdvsa. En este escenario, el BOD actuó como el núcleo central para gestionar los activos del grupo y también como una palanca para la manipulación del mercado cambiario venezolano.
El Banco del Orinoco N.V., una de las filiales offshore del Grupo BOD, está involucrado en una larga disputa legal, que incluye más de 2.400 clientes afectados por su quiebra. La denuncia presentada en Curazao subraya las irregularidades en la gestión y la falsificación de documentos. Este banco se encuentra bajo la lupa de las autoridades judiciales de la isla caribeña, que ahora examinan las prácticas de la entidad tras el colapso de su estructura financiera.
En la práctica, el Grupo BOD utilizó el Banco del Orinoco N.V. y otras entidades offshore para gestionar activos y el flujo de capitales, asegurando el control de fondos que, en su mayoría, provenían de la fuga de divisas en Venezuela.
La liquidación del BOD en Venezuela
El Banco Occidental de Descuento (BOD), la institución matriz del grupo en Venezuela, entró en un proceso de liquidación en octubre de 2019. Este proceso estuvo supervisado por la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban), que identificó una serie de irregularidades que afectaban gravemente la solvencia y liquidez del banco.
En ese momento, se otorgó un plazo de dos años para completar la liquidación de los activos y empresas asociadas. Sin embargo, el proceso se complicó debido a los vínculos internacionales de las entidades offshore, especialmente las operaciones realizadas en Curazao, Antigua y Panamá, que también enfrentan investigaciones.
El Grupo BOD, bajo la dirección de Víctor Vargas, consolidó un esquema financiero que operaba en un entorno de control cambiario en Venezuela. El BOD no solo era un centro de operaciones financieras, sino que también facilitaba la fuga de capitales mediante la compra de bonos de deuda soberana y de Pdvsa, usando el mecanismo de los bancos offshore para trasladar esos recursos a otras jurisdicciones.
La estructura financiera de Vargas operaba como un sistema piramidal, con el BOD en el centro. Las operaciones cambiarias fueron clave para el trasvase de divisas entre Venezuela y otros países del Caribe y América Central, facilitando un modelo que logró evadir la supervisión de las autoridades financieras de al menos cinco países.
La situación del Banco del Orinoco N.V. y la denuncia de quiebra fraudulenta subraya la magnitud de la crisis financiera originada por los grupos financieros offshore vinculados al Grupo BOD. A medida que avanzan las investigaciones en Curazao, la tensión aumenta en torno a la responsabilidad de las autoridades internacionales en la supervisión de entidades financieras que operan fuera de sus jurisdicciones.
Mientras tanto, los clientes afectados siguen esperando respuestas y compensación por los daños ocasionados por la quiebra del banco, mientras que el futuro de los accionistas y directivos del Grupo BOD pende de una investigación que podría extenderse a otros países.