Apenas llegó a León Dormido, la hermosa playa de San Antonio, ubicada en la provincia de Cañete, al sur de Lima, en Perú, Pedro Rafael Vivas Araque (45) compartió algunas bebidas y como acostumbraba, caminaron poco más de 500 metros para meterse al mar, a la altura de Cerro La Virgen, de donde ya no pudo volver. Murió ahogado.
“Hay que disfrutar la vida “, solía decirles a sus amigos. Se sacó la ropa y la dejó en la orilla, junto a su celular. El mar aún estaba ‘picado’, en días previos el mar tenía oleaje anómalo y la bandera roja advertía el peligro.
Al rato, un amigo con quien había ingreso le gritó desesperado: “¡Ayúdame!”. Pedro intentó salvarlo, pero no pudo. Todavía no se sabe lo que le pasó, porque sabía nadar y tenía un buen estado físico. Algunos arriesgan que estaría ebrio, pero lo cierto es que falleció y al rato agentes del cuerpo de salvavidas encontraron su cadáver a más de 300 metros de la costa.
Pedro vivía en Lima. Tenía el carné de extranjería 006098302 otorgado por la Superintendencia Nacional de Migraciones. Había adoptado a León Dormido como el lugar de sus descansos. Era soltero y “amaba el mar, siempre hablaba del mar”, le contó a La República uno de sus amigos en medio del dramático rescate.
La Patilla