Estar al frente del trabajo social y defender las tierras en Colombia, apostar al desarrollo sustentable de sus comunidades al impulsar la sustitución de cultivos de la hoja de coca por una agricultura articulada con el desarrollo económico de su región, ha pasado a ser una licencia para la persecución y una sentencia de muerte.
Esto es lo que sostiene Charles Adrián, líder social y ambiental colombiano, cuya trayectoria es ejemplo y estímulo para otros luchadores que han dedicado gran parte de sus vidas a salvaguardar los bosques y el medio ambiente en Antioquia, como en otros lugares de esta nación que por décadas ha sido azotada por las acciones nefastas del narcotráfico, los excesos militares, las brutales acciones de los paramilitares y la persistente presencia de grupos que operan al margen de la ley.
Muchos de estos líderes hoy día han sido desplazados o están despatriados, debido a la violencia que enfrentan al tratar de construir un mundo mejor. Grupos y estructuras criminales persiguen, torturan y asesinan a quienes ellos consideran que constituyen una amenaza contra sus intereses económicos o de control social y político.
Charles Adrian, después de casi 14 años ejerciendo el liderazgo y prestando sus servicios en diferentes comunidades, vivió en carne propia el secuestro y la tortura y, aunque logró fugarse «con un poco de suerte y la misericordia de Dios», como él mismo dice, aún no ha podido consolidar su total seguridad. Una entrevista hecha a este líder, revela buena parte de lo que a él le ha tocado vivir.
Charles ¿Desde cuándo te dedicas al trabajo social y ambiental?
El trabajo social ha sido mi razón de ser desde muy pequeño. Ya son más de 14 años en esta lucha que parece no tener fin y que estamos perdiendo, comencé a sentir las necesidades de los diferentes sectores y sus temores, para luego vencer mis miedos y tomar la decisión de ser la voz de aquellos que la han perdido.
¿En medio de qué panorama te has enfrentado para llevar adelante la tarea agraria?
Los panoramas han sido múltiples, desde las doloras pérdidas de seres queridos hasta la sonrisa de quien hoy venció sus miedos y logra coexistir con su entorno productivo. Los intereses económicos que hemos afectado es la raíz de todos los problemas, éstos en su gran mayoría afectan de manera directa los grandes carteles como los BACRINES, sectores de las disidencias de las FARC, ELN, paramilitares, en fin, a todos los que de una u otra manera se benefician de los cultivos ilícitos. Incluso empresarios con gran poder económico que abusan de los recursos de nuestra naturaleza y no les proveen de los mecanismos para su regeneración.
El tema de las tierras en Colombia es histórico y conflictivo. ¿En qué región específica de Colombia te has desenvuelto y cuales características del territorio lo hacen ser lugar de violencia, amenazas, e inseguridad?
Me he desenvuelto en varias zonas de Antioquia Colombia, como Tarazá Antioquia, donando semillas y árboles frutales para el cultivo con el fin de reemplazar los cultivos ilícitos en busca de una economía legal y sustentable en el tiempo. Por otra parte, la minería ilegal ocupa grandes extensiones de tierra, los nativos eran obligados a sembrar y producir la base de la coca; la deforestación de grandes extensiones producía la resequedad del suelo y el descenso del nivel freático causando un daño enorme a la posibilidad de siembras productivas de algunas hortalizas.
Hay más de 800 agresiones al día contra líderes sociales en Colombia, Antioquia nada más ocupa el 10% de los asesinatos de los líderes sociales en toda Colombia, según cifras del grupo Somos Defensores; a los paramilitares se les asigna casi el 45% de las agresiones en contra de líderes sociales, lo que da una idea de la magnitud del riesgo que implica esta labor. Pero para mí fue una decisión (que debí tomar) porque alguien tiene que hacer algo. El estado no es capaz de protegernos por eso muchos optamos por el exilio, lejos de la tierra que amamos.
¿Has acudido ante la justicia en defensa de tus derechos?
Sí, en diferentes ocasiones, a sabiendas que los organismos del estado son parte del problema, representando el 7% de las agresiones contra nosotros los líderes sociales y ambientales. El común de estas denuncias era el temor de posibles represalias porque no es un secreto para nadie que los organismos del Estado colombiano están infiltrados por estas bandas delincuenciales trasnacionales.
¿Qué le gustaría a Charles contar al mundo sobre su experiencia ambiental y social?
Mi propia experiencia como líder social y ambiental en los distintos campos de la comunidad, fue de alto impacto, al generar cambios positivos en las comunidades, por otra parte no fue mi mejor experiencia en lo personal, porque las innumerables amenazas de muerte o secuestro (que por cierto cumplieron), lograron al final su objetivo, haciéndome huir de mi país y darle a estos bandidos lo que con tanto sacrificio habíamos logrado.
¿Qué respuesta esperas o de qué manera se pudieran resarcir los daños hacia tí y a quienes han sido víctimas del conflicto cómo lo has sido tú?
Creo firmemente en el deseo de quienes como yo defienden la tierra, sus medios de vida productiva y un futuro prometedor, y para ello necesitamos “seguridad personal”, hoy inexistente en la Colombia actual; queremos la ayuda del mundo para esta labor que, en mi país, es caminar con una bomba de tiempo a cuestas. El mundo debe apoyar esta labor porque cada árbol que plantamos oxigena el aire que no tiene fronteras, y los líderes sociales-ambientales siempre estamos en primera línea, al enfrentar el peligro que esto conlleva. Voy a concluir con esto: Matar a un líder social ambiental es matar el alma de una comunidad, y quien siembra un árbol siembra esperanza para el futuro, y su huella siempre prevalecerá.
Falcón Informativa


