Si eres de las personas que consumen estas bebidas de forma habitual, es importante saber el daño que puede llegar a hacer a tu organismo. Reducir o eliminar su consumo puede tener grandes beneficios para tu salud.
Según un reciente estudio, consumir un vaso diario de refresco te envejece unos dos años más.
¿Qué ocurre en tu cuerpo a los 30 minutos de beber un refresco de cola?
10 minutos: Una vez bebida al completo, tu cuerpo ha ingerido el equivalente a 10 terrones de azúcar. Deberías vomitar de repulsión, pero el ácido fosfórico que contiene esta bebida gaseosa enmascara el azúcar con un sabor ácido, que provoca una ilusión saciante.
20 minutos: El índice de azúcar en sangre aumenta brutalmente y pone tu organismo a prueba. El páncreas se embala y segrega insulina en masa. A pesar de todo, la insulina es vital para el organismo y ella sola es capaz de transformar en grasa el increíble exceso de azúcar en sangre, que el cuerpo tolerará mejor. En efecto, puede almacenar la grasa en forma de incómodos michelines, inofensivos si son provisionales, mientras que la glucosa resulta un veneno mortal cuando se encuentra en altas dosis en la sangre. El hígado es el único capaz de almacenar glucosa, pero su capacidad es muy limitada.
30 minutos: Tu cuerpo absorbe totalmente la gran cantidad de cafeína que tiene el refresco de cola. Hace que se dilaten las pupilas y que aumente la presión sanguínea. En ese mismo momento se saturan las reservas de azúcar en el hígado, lo que provoca el rechazo de azúcar en la sangre.
45 minutos: Tu cuerpo empieza a producir más dopamina. Se trata de una hormona que estimula el “centro del placer” en el cerebro.
1 hora: Ahora tiene lugar un descenso del nivel de azúcar (hipoglucemia) y la energía, tanto física como mental, cae en picado.
Para evitar esta cadena de catástrofes, cuando se trata de calmar la sed, la única solución es beber agua.
Ejemplos de efectos de tomar refresco
- El benzoato de sodio puede provocar asma y urticaria.
- El jarabe de maíz se relaciona con el síndrome metabólico, diabetes y padecimientos cardíacos.
- El ácido fosfórico aumenta el riesgo de padecer osteoporosis.
- Las latas tienen BPA, químico cancerígeno que debilita el sistema endocrino y puede causar pubertad prematura y problemas reproductivos.
- Uno o dos refrescos al día aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 en un 25%.
- Los azucares y ácidos que contienen provocan deterioro de la dentadura.
- El ácido fosfórico que contiene se relaciona con piedras en los riñones.
- El consumo provoca obesidad que a su vez desencadena enfermedades cardiovasculares.
Consejos para dejar los refrescos
- Reduce su consumo poco a poco. No recomiendo que dejes de tomarlo de golpe, tienes que dejarlo poco a poco.
- Combínalo con agua. Empieza a beber la mitad de refresco y la mitad de agua. Automáticamente beberás menos, te hidratarás y te llenarás con agua. También se reduce el azúcar que consumes con tu refresco, lo cual es una de las cosas a las que la gente se acostumbra. Si bebes menos azúcar, tus papilas gustativas cambiarán y pronto ya no necesitarás esa dulzura.
- Empieza a contar tus calorías. Descarga una aplicación para contar calorías, te ayudará a darte cuenta de lo mucho que esas bebidas afectan tu consumo diario de calorías, siempre y cuando captures y registres cada porción.
- Piensa en cuánto ejercicio necesitarás. Necesitaras caminar 8 km o trotar 50 minutos para quemar las calorías que contiene una botella de medio litro de refresco.
- Bebe antes un vaso con agua. Cuando tengas la imperiosa necesidad de beber una dosis de refresco, llena un vaso grande con agua con hielo y bébelo antes.
- Consiéntete con marcas naturales. Cambia a una marca que contenga menos ingredientes artificiales.
- Compra refrescos sin cafeína. Si bebes mucho refresco y aún no estás listo para dejarlo, intenta comprar versiones libres de cafeína. Tal vez empieces a beber menos sin darte cuenta, según afirma un estudio que se publicó en 2015 en la revistaBritish Journal of Nutrition. Cuando nuestro cuerpo se acostumbra a la cafeína común, más se nos antoja y por eso sentimos la necesidad de beber más, de acuerdo con los autores del estudio.
- Aléjate de las cosas que te incitan a beber refresco.
- Inténtalo por dos semanas. Dejar de beber refresco gradualmente es lo mejor para la mayoría de las personas, dice Sacks, pero algunos prefieren dejarlo de golpe. Si piensas tomar ese camino, piensa que es un cambio temporal: dejar de tomar refresco por dos semanas o un mes tal vez parezca más fácil y manejable que dejarlo para siempre.
- Déjalo para ocasiones especiales. Una vez que logres romper el hábito de beber refresco y que la bebida pierda el poder que tiene sobre ti, lo puedes tratar como a cualquier alimento chatarra. Si realmente te gusta el sabor, no hay nada malo en que te consientas de vez en cuando.
Con información de Ecoinventos


