Cuatro kilómetros deben caminar las 10 familias que residen en el caserío Siraba, ubicado en la falda del cerro Santa Ana, municipio Carirubana, donde los caminos quedaron destruidos por la crecida de varias quebradas.
La fuerza de las aguas arrastraron piedras, árboles y barro que quedó depositado en la vía rural, que era utilizada por los moradores como medio de comunicación terrestre. Sin embargo, el deslave ocasionó cambios significativos en los terrenos que impiden que los carros lleguen hasta Siraba.
El equipo de Falcón Informativa realizó el recorrido con el apoyo de personal de Inparques de Santa Ana, y pudo constatar los daños dejados por el deslave.
Pedro Juan Dávila es uno de los afectados. La crecida dañó su conuco y arrasó el sembradío ubicado en un área alejada de la quebrada, pero que fue alcanzada por la fuerza del agua que bajó del cerro.
El trabajador del campo explicó que existe un tipo de vegetación que está invadiendo la zona, sobre todo el cauce de las quebradas que quedan tapados con ese tipo de «bejuco».
«Ese monte no deja que las quebradas libere sus aguas, por eso es que se crecen y se llevan todo a su paso. Gracias a Dios que sólo dañaron el conuco, eso se recupera, aunque en estos momentos sale costoso volver a levantar los cercados».
Para Pedro y Vicenta Dávila, lo que ocurrió el pasado viernes fue algo repentino que nunca antes se había visto.
Esperan que las maquinarias logren compactar los terrenos de la carretera rural para los vehículos puedan pasar hasta el caserío Siraba.
Blanca Sánchez